Tenían razón mis
amantes en eso de que antes la mala era yo, con una excepción: Esta vez,
yo quería quererlo querer y el no…Así
que se fue, me dejó el corazón en los huesos…Tanto lo quería que tardé en aprender a olvidarlo, diecinueve días y quinientas noches.
Siempre tuvo la frente muy
alta, la lengua muy larga y la falda muy corta.
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